Doble pasillo – doble trampa

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Llevamos sufriendo ya tiempo la moda del doble pasillo que se instaló en muchos proyectos como parte del diseño “moderno” de un hospital. En ocasiones puede ser muy útil (por ejemplo para conectar de forma interna un área de urgencias), pero especialmente en el caso de las Maternidades hemos visto soluciones inadecuadas.

El doble pasillo trata de dar respuesta al problema de los acompañantes y familiares de las mujeres de parto y sus interferencias con los profesionales y trabajadores. La solución coloca la habitación de parto entre dos pasillo: uno interno, en el que se mueven y trabajan los profesionales, y con una puerta a la habitación por la que entran y salen al atender a la madre, y el otro pasillo, paralelo a fachada, por el que los familiares acceden a cada una de las habitaciones, sin pasar por la zona central de la Unidad y sin interferir, aparentemente, en el trabajo de los profesionales sanitarios.

Finalmente, la sala de parto en la que la mujer pasa horas y horas es la gran perjudicada, ya que no goza de esa luz natural tan necesaria, y con un doble acceso perjudicial para la intimidad, al convertirse su habitación en una estancia de paso. En algún caso se intentó mejorar esta situación con ventanas translúcidas hacía el doble pasillo de familiares en fachada, que resta aún más intimidad a la parturienta, como se puede ver en la última imagen. Además ese doble pasillo supone una enorme pérdida de superficie útil a la zona asistencial.

La doble trampa está en la falta de iluminación natural y conexión al exterior para los espacios claves y a la vez la falta de control de esta doble circulación por parte del personal. (Que no se arregla tampoco poniendo cámaras, como ocurrió en algún hospital.)

Una habitación de parto adecuada incorpora contacto con el exterior, y luz natural regulable, para que la madre pueda saber si es de día o de noche, pueda abstraerse mirando las hojas de un árbol o pueda dejar en penumbra la habitación cuando lo necesite. Una única entrada a la sala genera en la mujer una sensación de control muy beneficiosa para el parto (o al revés, la falta de privacidad que puede sentir una mujer cuando no controla quien entra ni por dónde genera ansiedad, pudiendo incluso bloquear el propio parto).

La arquitectura puede y debe ayudar a los procesos asistenciales, encaminados a la salud, por ello, una sala de parto debe contar con luz natural, con vistas al exterior y un control adecuado de las circulaciones, con acceso único a cada sala.

Sencillo y eficaz.

Las otras dos fotos están tomadas durante unas visitas a distintas maternidades españolas. [Fuente: AMA Arquitectura de Maternidades]