Sobre los estándares en arquitectura y la búsqueda de nuevos cánones para el diseño centrado en las personas.
En 1948 el maestro Le Corbusier y su discípulo André Wogenscky, publicaron El Modulor. En sus propias palabras era un “Ensayo sobre una medida armónica a la escala humana aplicable universalmente a la Arquitectura y a la Mecánica”.
Los autores, siguiendo la estela de los clásicos Vitruvio, Leonardo Da Vinci y Leon Battista Alberti, buscaron relaciones matemáticas con el número áureo, entre la escala humana y la naturaleza, resumido en un dibujo las diversas proporciones de las distintas partes del cuerpo humano, cuyas dimensiones parten desde la medida del hombre con la mano levantada (226 cm) y de su mitad, la altura del ombligo (113 cm).
En dicho dibujo se detallan las relaciones y proporciones del cuerpo humano, basado en un estándar de “varón” de 182.90 cm de altura, espalda ancha, musculosas extremidades y una figura que adquiere su punto de máxima estrechez en la cintura.
El icono
Este icono de medidas de la Arquitectura moderna no es aplicable indiscriminadamente en los diseños de edificios y espacios, ya que, desde un diseño basado en la persona, las arquitecturas destinadas a la infancia, o a personas mayores o con varias diversidades funcionales, etc., precisan de una mirada más comprometida con la personalización del usuario. Dicho de otra manera: resulta difícil diseñar para usuarios que se encuentran lejos de las proporciones y estándares del Modulor, y hemos de buscar otros cánones.
Nos centramos en el diseño de áreas de maternidad, en el que la persona usuaria es siempre una mujer, que suele ser de menor altura, y con una dimensión de cintura totalmente inversa al Modulor.
La realidad del cuerpo la mujer de parto es muy diferente de los estándares medios arquetípicos en los que nos apoyamos en el diseño. Si no pensamos en ello, es fácil perpetuar errores de diseño como los que aún nos encontremos que algunos hospitales, con habitaciones en las que la mujer pasa su dilatación, cuya ducha del aseo mide 80×80 cm, con acceso a través de una mampara por la que, directamente, la embarazada no cabe.
Cuestión de tripa
Conocer el cuerpo, dimensiones y necesidades de la mujer de parto es básico para poder diseñar con acierto.

Nuestra amiga arquitecta María se ofreció, en la recta final de su embarazo (justo de cuarenta semanas de embarazo), a fotografiarse como el Modulor, para visibilizar las diferencias.
María dio a luz a su bebé siete días después, en una de las salas que nosotras diseñamos, para el Hospital HM Nuevo Belén de Madrid. Fue un parto maravilloso, que ya nos contará.
Gracias María, por ilustrar tan gráficamente la necesidad de pararnos y repensar aprendizajes basados en una época histórica en la que el cuerpo masculino era, por definición, el cuerpo humano.
Seguimos avanzando hacia un diseño centrado, no sólo en la persona, sino en cada persona y sus circunstancias.
Un gran agradecimiento a María, por las fotos!
Para leer más:
- La arquitectura tiene género, por Guillermo Lamarca