La base de la propuesta es conciliar las dos grandes categorías por las que ha de pasar el futuro de los hospitales: la humanización y la sostenibilidad.
Un hospital que cuide de todos sus usuarios: pacientes, trabajadores y familiares, como ese tercer cuidador que aporta salud a todas las personas, cuidando también el entorno.
Un edificio que no sólo no nos haga enfermar, ni siquiera que sea neutro, sino que incorpore, a través de su diseño, el bienestar físico y emocional que se necesita para recuperarse y para vivir mejor.
El nuevo hospital, junto a la arboleda del Duero, se mimetiza y atrapa la ribera, hasta incorporar los árboles y el bosque en el corazón del edificio. Este nuevo río de árboles conforma y divide la organización de hospital, que de manera racional y funcional, distribuye sus espacios en función de la orientación, las relaciones entre las distintas áreas y las necesidades de circulaciones diferenciadas, luz natural, acceso independiente, etc de cada estancia y área.
Un edificio extensivo, en un enorme solar que favorece que el paisaje y el exterior entre en el edificio hasta conformar una nueva manera de entender el hospital del futuro, donde el exterior será un elemento más del diseño, aportando bienestar y salud.